Las farmacias de Castilla y León inician un estudio para estudiar el grado de inmunidad de las vacunas contra el COVID-19

Ayer lunes, 20 de julio, se puso en marcha una campaña para que las farmacias estudien la inmunidad que proporcionan los diferentes tipos de vacunas contra el COVID-19, al mismo tiempo que observan los efectos secundarios y las reacciones adversas de estas.

El estudio, encabezado por la red centinela, esta formado por 156 farmacias situadas por toda la autonomía. Las boticas selecciones, habitualmente se encargan del control de seguridad de los medicamentos suministrados, tal y como informó la Junta.

La investigación consiste en un informe de seguridad y seroprevalencia de las vacunas frente al COVID-19. La campaña ha sido posible gracias a la colaboración entre el Consejo de Colegios Profesionales de Farmacéuticos de Castilla y León (Concyl) y la Consejería de Sanidad. 

La meta de estudio es realizar una evaluación exhaustiva del perfil de eficacia y seguridad de las nuevas vacunas frente al coronavirus. El ensayo se realizará a través de la captación de ciudadanos vacunados y no vacunados a los que se les realizará diferentes exámenes en función de si el individuo porta alguna dosis. Unos de los objetivos de la investigación es observar la existencia de anticuerpos y los afectos adversos.

 

Fases del proyecto

Cada farmacia realizará el estudio a un total de 25 pacientes, el cual se realizara en dos fases comprendidas en julio y enero. 

En la primera fase, que comenzó el pasado 20 de julio, y se extenderá hasta finales de mes, las farmacias centinela, que forman parte de la investigación. Seleccionarán y captarán a los ciudadanos que se integren en el estudio.

Al mismo tiempo, se recogerá información acerca de la vacunación, la infección por Covid-19 y los efectos adversos de la vacuna junto con sus parámetros. Por otro lado, se registrarán los episodios adversos vividos por los pacientes que ya hayan recibido la dosis completa, indicando en todo momento se han recibido una o dos dosis. 

Los no vacunados también deberán registrase, señalando si ya han estado contagiados, y por consiguiente, los signos y síntomas. 

Así pues, durante los primeros quince días de enero tendrá lugar la segunda fase de la investigación. Aquí, se reclutará a un grupo diferente de ciudadanos y se repetirá el mismo proceso. Todos lo datos registrados quedarán guardados en una plataforma de Concyl para su posible estudio, entre ellos, los resultados de los test de anticuerpos realizados a pacientes ya vacunados.

El fin de la investigación es lograr un análisis completo del impacto de la vacunación contra el COVID-19, y el grado de inmunidad obtenido. Al mismo tiempo, desde Concyl añaden que otra de sus intenciones es reunir información acerca de los efectos de la vacuna. Con estos datos, el objetivo es diseñar estrategias futuras para un mejor rendimiento de la sanidad pública.

Al mismo tiempo, una de las metas que integra el proyecto es aumentar la seguridad epidemiológica y focalizar la participación de las farmacias en los sistemas sanitarios. Los profesionales farmacéuticos, tal y como explican desde Concyl, “son una figura sanitaria cercana”, y estos pueden desarrollar acciones de salud “de forma efectiva”